lunes, 18 de julio de 2011

NEBET. Carixena (Maria jesus cascallana)

Nebet, la egipcia

En el ciclorama la imagen de las barcas navegando sobre el Nilo al atardecer, una imagen bella y apacible. Nebet. con una sencilla túnica aparece arrodillada en escena en actitud implorante. Suena la música; Dance de Egipto

¿ A que diosa  encomendaría yo mis plegarias? ¿Tal vez a Isis, nuestra diosa madre? En ella todo es amor. ¿o tal vez a Sejmet, la diosa feroz? Para que me de fuerzas para luchar contra la injusticia. ¿ Por qué a mí ?, ¿ por qué yo¨? ¿ por qué se me despoja de lo que es mío ? . He perdido lo que más quería, mi compañero, y ahora ni siquiera puedo decidir mi destino. Una ley injusta y que no comprendo me deja en manos de unos hijos que decidirán mi futuro y tendré que vivir de lo que ellos determinen y como ellos establezcan.
Yo, descendiente de mujeres libres, tengo que verme sometida por la voluntad de un faraón débil, que sucumbió a la influencia griega, y que ha cambiado las leyes.  Ahora ya no decidimos, ahora nos tratan a la manera helena pasamos de la tutela del padre a la del esposo y si él ya no está ,a la de los hijos que pueden  ser o no justos.

Mi esposo, mi compañero, que me trató como igual se fue muy lejos, al reino de los muertos, en su lugar mis hijos me tratan como si no tuviera facultad de pensar, yo, que tenía  y atendía mi negocio, era partera, ahora debo dejarlo todo porque así lo han decidido. Mi hijo mayor, me deja en su hogar para atender sus hijos y cuidar del buen gobierno de su casa bajo el dominio de mi nuera, pero no es eso lo que yo quiero, quiero ser libre y tomar mis propias decisiones, quiero mi casa, quiero administrar mis bienes, quiero mi vida de nuevo
Miro atrás con nostalgia cuando algunas mujeres de mi casta solo recibían órdenes de la Casa Jeneret, cuando  allí, reino de las mujeres, se decidían grandes cosas; cuando incluso se establecían relaciones con otros reinos y éramos consejeras reales. Otra Nebet, fue “chaty”, la más grande funcionaria, los oídos y los ojos del rey, y hoy esta Nebet no es nada, ni siquiera ya partera, ni siquiera ya dueña de mi persona, soy y seré lo que los demás quieran. Pero la vida carece ya de sentido  para mi y la más profunda tristeza anida en mi corazón.






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