sábado, 27 de julio de 2013

La Mujer en el Renacimiento


                                                      LA MUJER EN EL RENACIMIENTO

En esta época la condición de la mujer no varía gran cosa desde la Edad Media. Mientras el hombre se coloca como centro del Universo dando lugar al humanismo, la mujer ocupa el mismo lugar de sumisión y obediencia. Sigue manteniéndose el binomio Virgen María – Eva, es decir. la virtud frente al pecado. Autores como Fray Luis de León, en su obra “ La Perfecta Casada” anima a la mujer a leer, pero solo ciertos libros: La Biblia, Cicerón o Séneca….etc  y la desanima a adentrarse en otro tipo de Literatura que la lleve “fuera del buen camino”; Luis Vives sigue la misma tónica y desaconseja a la mujer leer libros de caballería, siguiendo los cánones establecidos por Santo Tomás que determinaba nuestra conducta y modo de vestir según nuestro estado civil, no es de extrañar por tanto el establecimiento de rejas en puertas y ventanas para preservar nuestra virtud. 

Hay una cierta elevación de la mujer cortesana, como en Italia y en Venecia en particular, donde el trato que se le prodigaba y la libertad de la que gozaba era profundamente envidiado por sus congéneres más “decentes” donde sus funciones exclusivas seguían siendo la procreación y la satisfacción del varón. En España no prosperó el “amor cortesano” donde se consideraba que a la mujer había que darle trabajo para evitar su dedicación a causas mundanas y donde su marido tenía todo el derecho a castigarla si le desobedecía o faltaba a la modestia y el recato conveniente.

Las semillas plantadas por los Padres de la Iglesia establecieron el desprecio hacia las mujeres:

San Agustín: “ Hay que dirigirse a las mujeres con severidad y hablar con ellas lo menos posible…No se puede confiar ni en la  más virtuosa”

Santo Tomás de Aquino: “…bajo el encanto de sus palabras se esconde el virus de la mayor lascivia. “ Dios creó a la mujer más imperfecta que el hombre por tanto debe esta obedecerle ya que el hombre pose más sensatez y razón”

San Jerónimo: “…jamás os detengáis con una mujer sola y sin testigo”

Establecidas las bases del pensamiento más “preclaro y políticamente correcto” los moralistas nos “pusieron a vivir”: “De la mar la sal de la mujer mucho mal”

Con este panorama no es de extrañar y ya para “rematar la faena” que nos consideraran unas meras “vasijas” receptoras de la semilla del varón, por tanto obedecer, callar y punto.

 


 

2 comentarios:

  1. Hola! Me podrías decir cuál es la fuente de la cita de Santo Tomás de Aquino.? Gracias!

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  2. Hay cosas que simplemente son inaceptablae

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